De Puntillas Y Descubriendo...

Y nadie nos lo mostró… Nadie nos enseñó en la escuela a lidiar con el dolor;

tan solo sumas y restas, cifras y letras sobre la mesa, escuadra y cartabón en el cajón,

y casitas con chimenea con flores y verdes prados sobre folios arrancados, sin sequías ni carbón…

Y nadie nos avisó del opaco rostro… De la mesa sin pan, de las manos con grietas y tierra seca, de las adustas lágrimas de tanto llorar, de tanta pobreza que quiebra y hiela…

Nadie nos habló de ella…  De esa ruda ventana de clavos y vieja madera por la que observar la vida en su más cruda contienda…

Y de penas y grises cielos el amor floreció… No hay ración que más alimente las ganas de ver y sentir el sol tras esa mirada, infante y tierna, aun en la desolación…

Bendita enseñanza aquella de los que más tienen…, en el corazón…

Y entre nubes de algodón y sueños desnudos despertamos a la razón; esa (sin)razón de un mundo que no exime ni distingue, que acomete sin pudor; crecimos siendo niños,  y sin dejar de serlo sobrevivimos de puntillas y descubriendo, esas manecillas de un reloj que se enfrenta a frías guerras, palabras vanas y huecas, sin más pretensión que el poder y la corrupción…

Pero rutilantes cimbrean las pupilas… Esas que contemplan con la más sublime sabiduría, esa de blancas y níveas alas que aún sobrevuelan como una vez lo hicieran tras esa vetusta ventana, tan lejana… de la infancia…  

©Ginebra Blonde

(Relatos Jueveros- Historias en blanco y negro)

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